Tras los obstáculos que nos encontramos para cualquier tipo de eventos durante el año pasado, parece que este 2021 nos está dando algo más de tregua para poder celebrar lo que nos importa como se merece. Y con la primavera, los días más largos y el buen tiempo…
¡ llegan las Comuniones !
Es tiempo de reír, de disfrutar, de compartir momentos y crear recuerdos. De captar esas sonrisas que tanto me enamoran, de hacer que los peques se sientan protagonistas por un día, permitirles ser los superhéroes que ya son.
¿Pensando en unas fotografías de comunión perfectas?
¡Por supuesto! Ese es el deseo de todos, el vuestro, el de vuestras familias y el mío propio: que los protagonistas salgan tan guapos como son, y tener unos recuerdos inolvidables en imágenes.
Además de la tradicional fotografía de comunión en estudio, hay una opción donde tanto vuestros hijos como vosotros os divertiréis mucho más, los retratos serán más naturales y pasaréis una tarde genial: las sesiones fotográficas en exterior. Porque no hay mejor escenario que la naturaleza, donde cualquier entorno es mágico y cada toma tiene unos matices completamente diferentes, donde la iluminación es maravillosa y los protagonistas se lo pasan en grande siendo ellos mismos.
En definitiva, hacer esas fotografías con alma que tanto nos gustan.
¿Cuándo hacer las fotos de su Primera Comunión?
Lo ideal es hacer las fotos siempre antes de la fecha de la Primera Comunión, de esta manera además de entregar los recordatorios a los invitados también podréis enseñarles el reportaje completo y presumir de vuestros maravillosos peques.
El riesgo de que el vestido o el traje se manchen es mínimo porque siempre tenemos muchísimo cuidado y marcamos unas pautas a los peques para que al desplazarse o sentarse se rocen lo mínimo posible. Son muchísimas las familias que priorizan la experiencia de los niños durante la sesión por encima del hecho de tener que llevar el traje a la tintorería y volver a tenerlo impecable el día de la Comunión, y también hay muchas otras que realizan una mini sesión previa para entregar los recordatorios de comunión y dejan la sesión completa para después.
Si os apetece, una de las propuestas que siempre hago es realizar esta parte del reportaje una vez pasado el día de la fiesta, preguntadme sin compromiso. De esta manera, los niños pueden disfrutar al máximo durante la sesión siendo ellos mismos y los papás podéis respirar tranquilos, relajaros y pasarlo igual de bien mientras creamos vuestros recuerdos.
Además, una vez pasada la fecha de las comuniones, el clima suele ser más benévolo, llueve de forma menos habitual, los días son más largos y el sol luce con más intensidad. Para vosotros será mucho más cómodo porque no tendréis que preocuparos del tiempo y para mí las opciones para escoger localización son infinitas: pastos de cereal, campos en flor, girasoles, atardeceres mágicos… Es cuestión de prioridades y, por supuesto, la decisión es vuestra 😉
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