Todos los años, el primer domingo de mayo celebramos el Día de la Madre. Concretamente, esta vez lo festejamos el día 2.

¿Alguna vez te has preguntado por qué se celebra el Día de la Madre?

Historia del día de la madre

Aunque no lo creas, esta fecha tan especial se lleva festejando desde la Antigua Grecia. En aquel caso, se hacía una fiesta en honor a Rhea, que es la madre de los dioses mayores: Zeus, Poseidón y Hades.

Los romanos copiaron esta tradición griega, pero la bautizaron como la Hilaria, y la situaron el día 15 de marzo. En esa fecha, se hacían ofrecimientos en el templo de Cibeles, diosa de la Madre Tierra.

Más tarde, con la irrupción del Cristianismo, este festejo pasó a ser una fiesta en honor a la Virgen María, madre de Jesucristo.

Ya en el siglo XVII, comenzó a celebrarse el cuarto domingo de Pascua. La tradición marcaba llevar flores y ofrendas a la Iglesia Madre de cada uno, es decir, donde habían sido bautizados. En esta época, ya se empezó a celebrar el Domingo de las Madres. En esta fiesta, los niños  llevaban regalos a sus progenitoras después de misa para demostrarles su cariño.

Sin embargo, la verdadera razón de su fecha actual es más bien reivindicativa. En 1870, la activista Julia Ward Howe organizó una manifestación pacífica y una fiesta religiosa donde invitó a las madres de aquellas personas que habían sido víctimas en la Guerra de Secesión americana. Gracias a ella, Anna Reeves Jarvis, en 1908 realizó una campaña a nivel nacional para que se eligiera como el Día de la madre el segundo domingo de mayo, fecha de la muerte de su madre.

En España lo celebramos el primer domingo de mayo para destacar el valor mariano del mes, que es cuando las flores nacen y se renuevan.

¿Cuál es el mejor regalo para el Día de la Madre?

Un recuerdo o una imagen alegre. Los recuerdos son el mejor regalo para cualquier celebración. Si quieres demostrar todo tu amor de hijo/a y que tu madre se emocione, tan solo tienes que regalarle una foto especial, de esos momentos inolvidables que has pasado junto a ella. Nunca nos hacemos suficientes fotografías y, cuando esa persona ya no está o cuando estamos lejos de ella, queremos tener todos esos bonitos recuerdos guardados en algún sitio, pero no los hemos plasmado, sólo se almacenan en nuestra memoria.

Tu madre es esa persona que se despertaba por las noches cada vez que escuchaba tu llanto, esa persona a la que corrías cuanto te caías en el parque o cuando tenías fiebre, esa persona con la que discutías cuando eras adolescente por meterse en tu vida, pero a la que, cuando llegas a una edad un poco más adulta, llamas cada día para que te dé su consejo.

Una madre es el bien más preciado que puede tener un hijo. Una madre es esa luz que ilumina tu camino siempre, agarrándote de la mano para que no te caigas; y que siempre estará junto a ti a pesar de las malas decisiones que puedas tomar o de los errores en los que puedas caer.

Todos estos motivos que hacen tan especial a una madre son razones suficientes para que captures todos los momentos que vivas junto a ella, su sonrisa y sus ojos, para que nunca se te olviden y puedas enseñárselos al mundo con orgullo.

¿Quieres hacerle un regalo que la emocione? Reúne aquellas fotografías que tengas de cuando eras un niño, coge un álbum y rellénalo. O dile que se ponga guapa y llévatela a una sesión de fotos especialmente para ella. Ya verás su cara al rememorar todos los momentos tan bonitos que habéis vivido juntos y al crear un puñado de recuerdos nuevos.

Ahora está muy de moda rehacer antiguas fotografías de cuando éramos pequeños. Coge tu cámara, tu fotografía más divertida y reedita en el presente esos momentos que a tu madre le encantaron.

De todas maneras, seguro que ya intuyes que para tu madre el mejor regalo que puedes hacer es aparecer por su casa y estar con ella. Porque una madre es desinteresada y siempre nos querrá por encima de todo. Incluso en los momentos donde ni tú mismo seas capaz de encontrar el lado positivo, ella sabrá como hacerte ver todo lo bueno que te estás perdiendo y toda la luz que tienes en tu interior, aunque no lo veas.